En la mayoría de los casos, el molusco desaparece por sí solo sin necesidad de tratamiento, aunque este proceso puede tardar varios meses o incluso más de un año. Sin embargo, en algunas situaciones se recomienda intervenir, sobre todo si las lesiones son numerosas, se encuentran en áreas visibles o se inflaman.
Existen varias formas de tratamiento, entre ellas la aplicación de cremas antivirales o medicamentos tópicos que ayudan a eliminar las lesiones. En casos más persistentes, un dermatólogo puede optar por técnicas como la crioterapia (congelación), curetaje (raspado) o láser. Cada caso debe evaluarse individualmente para determinar la mejor opción.
Para prevenir el contagio, es importante mantener una buena higiene personal, no compartir objetos de uso íntimo y evitar el contacto directo con las lesiones. En el caso de los niños, es útil cubrir las protuberancias con ropa o apósitos si van a la escuela o a actividades con otros niños.
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