En el jardín, el agua de cáscara hervida también se convierte en un fertilizante natural muy eficaz. Las plantas agradecen el aporte de calcio, lo que mejora la estructura del suelo y previene enfermedades como la pudrición apical en los tomates. Una vez fría, simplemente riega las plantas con esta agua una o dos veces por semana.
Además, las cáscaras hervidas pueden ser trituradas fácilmente después de la cocción y utilizadas como complemento alimenticio para mascotas, especialmente aves como gallinas, que necesitan calcio para producir huevos fuertes.
A nivel económico, esta práctica permite reducir la necesidad de comprar suplementos minerales o fertilizantes, aprovechando algo que normalmente acabaría en la basura. Es un ejemplo perfecto de economía doméstica y sostenibilidad.
En resumen, hervir las cáscaras de huevo es una opción inteligente y económica que no solo ayuda a tu salud y a tu bolsillo, sino que también contribuye al cuidado del medio ambiente. La próxima vez que prepares huevos, piensa dos veces antes de desechar sus cáscaras: podrían tener mucho más valor del que imaginas.
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